SEVILLA IS DIFFERENT

Hola "miarma´s"!!

¿Que tal el comienzo de semana? espero que no demasiado deprimente. Yo al menos me conformo con no tener señalado ningún juicio en la agenda y poderme dedicar al trabajo de despacho, aunque sea a marchas forzadas, porque eso sí, la lista de tareas...interminable!

Este fin de semana he dormido poquísimo! como para quejarme de ojeras! si cuando yo digo que cada vez me parezco más a un oso panda, va a ser de verdad, jaja! Menos mal que Loreal tiene milagros para esas cosas! Una pizquita de corrector, y ¡mano de santo! -como diría mi abuela-.

Como sabéis, el sábado marché sorpresivamente para Sevilla con el objetivo de visitar a unos amigos, y , apesar de la situación de fondo, que bien lo pase!! Durante el trayecto me leí la Glamour entera de principio a fin (después de 15 días, sólo me había dado tiempo de mirar algunas secciones sueltas), bajé en la estación de San Bernardo y cogí el tranvía. Tiene algo de pintoresco eso de recorrer el centro histórico de la ciudad montada en tranvía...a mi me encanta este medio de transporte porque circula lo suficientemente lento como para disfrutar del camino con los cinco sentidos y una no pierde el ritmo cuando la prisa apremia. Es como ir en bicicleta sólo que sin estar pendiente de la circulación.

Siempre que voy a Sevilla me enamoro un poco de nuevo. Sin duda, creo que el hecho de vivir en una casa antigua con un  patio de luces plagado de geranios coloraos"  formará parte de mis espectativas de futuro  más soñadas por los siglos de los siglos, jajaja! soy así de viejuna, qué le voy a hacer.

En Sevilla hace calor, no hay playa, en algunos bares las colas son desesperantes, y algunos productos se venden a precio de oro porque...es SEVILLA. Pero Sevilla tiene un no se qué qué se yo que me envuelve. Será el arte, el sol, la alegría, los edificios, los parques, el olor a azahar, las tradiciones, el haber pasado allí tantos y tan buenos momentos, las cervecitas con los amigos, las tapas durante horas, o el ruido de los abanicos cuando ya no puedes más de calor...incluso las confianzas que se toma contigo la gente resultan agradables. Eso de que te griten al pasar "que bonita eres, miarma!", sin haberte visto ni la cara de ojera, ya te alegra el subconsciente para toda la jornada. No se...es que es poner un pie en terreno hispalense y poseerme el espírito de la Pantoja, jaja! -aunque aún esté viva y Dios la guarde con salud por muchos años-.

Me quedo embobada viendo a la gente, las chicas tan guapas, con esa belleza de raza morena, de ojos oscuros y pelo azabache, que se visten con una chulería flamenca, de mezcla moderna-tradicional, jamás vista sobre ninguna pasarela. Porque eso sí, Sevilla is different, y allí hasta Chanel o Versache se dicen con acento andaluz. Y aunque, por las prisas, apenas pueda pararme a ver ninguna tienda ni ojear ningún souvenir, no puedo más que quitarme el sombrero -mentalmente- cuando paso por delante de la tienda de las mantillas, la de los mantones de manila (esa gran prenda que llegó importada del otro lado del mundo y que hicimos tan nuestra como la tortilla) , la de las gitanas sobre el televisor, o la sombrerería de tios pepe y demás gorros y enseres patrios para gente mayor. Cuando bajé del tranvía me dí de bruces con los puestos y tenderetes de la Plaza Nueva, y en esas circunstancias, no puedo más que pensar en aquella Sevilla del S. XVI, en pleno apogeo de Indias y de comercio con el Otro Mundo a través del Guadalquivir. Le echo el ojo a unos pendientes dorados enormes con forma de abanico, la tendera debe ser Sudaméricana, y mientras yo miro de reojo los pendientes, le enseña a otra señora un broche de morfología azteca también en dorado, ambas discuten sobre el proceso de elaboración de la joya y regatean sobre el precio. Y entonces pienso que probablemente sigue siendo la misma ciudad cosmopolita, cultural, comercial y alegre que ha debido ser desde siempre. Me alegra tanto que me dan ganas de preguntar por el precio de los pendientes enormes! pero sé que me esperan y debo continuar. Bien por mi!! (y por mi cartera) pero no me marcho sin esa ilusión que siente una, cuando es consciente de vivir pedacitos de historia cotidiana aún con tantos siglos de diferencia.

Si, Sevilla is different. Y aunque yo iba a trescientos por hora para no llegar tarde a mi cita, imposible no hacer alguna foto, aunque fuera sólo por dejar guardados en la memoria alguno de esos rincones calurosos y arrebatadores que tantas emociones me transmiten por muchas que hayan sido ya las veces en que los vuelva a ver.   

EL LOOK

Muy poquito que comentar en este outfit. El viaje surgió tan repentinamente que apenas me puse a pensar delante del armario. Vaqueros, camisa blanca, collar y sandalias abotinadas. Estas fotos me las hizo el fotógrafo a mi vuelta. Llegué de Sevilla tan tarde que sólo tuve tiempo de subir a casa, cambiar el bolso XXL por uno más medianito y plantarme un tacón lo suficientemente alto como para dar la sensación de que voy a salir, jajaja! Menos mal que unos buenos taconazos lo solucionan siempre todo! Ole!

Camisa de topitos transparente: Mango (rebajas de verano)

Pitillos: H&M (viejos)

Collar babero: Dayaday (del año pasado)

Sandalias: Marypaz (rebajas de verano)

Bolso: Gucci (modelo indy)

Un besillo enorme a tod@s!!! espero que tengáis un feliz comienzo de semana!! Ya me iréis contando, mientras, os voy contestando poquito a poco! Muaaaaa!!!