¡Saludos señor@s!
Si algo he aprendido de todo esto ( y también de la vida) es que hay que atreverse.
Bueno... además de este blog, me temo que yo no soy un ejemplo en toda regla. Soy de esas personas que se agarran a las raíces, a lo clásico... y también a lo convencional.
Pero de vez en cuando me suelto un poco el pelo y comienzo a echar de menos aquellos momentos en que yo vivía siendo yo misma en esencia, sin ningún tipo de contaminación ambiente, sin... "madurar".
Esos ratos en que yo no medía más de tres palmos, calzaba aún leotardos pastel y llevaba a regañadientes un flequillo enorme impuesto por mi señora madre.
En esa época vivía obsesionada con el gran Indiana Jones. Cuando anunciaban en televisión alguna de sus pelis era como si no existiera otra cosa mejor que hacer en el mundo. Era casi equiparable a salir a jugar con los vecinos.
Yo me tiraba en el sofá forrado de flores de la sala de estar, sentaba a todos mis muñecos alrededor como en las salas de cine, y allí nos la pasábamos todos embobados hasta que salían las letras finales de crédito.
¡Menos mal que siempre ponían esas pelis en fin de semana!
Y a mí me daba tiempo de jugar bajo los efectos de la sugestión, mientras tarareaba la dichosa cancioncita.
Para eso cogía siempre a la muñeca repollo, que era una muy rubia con pelos de lana y cuerpo relleno de esponja, la metía en una mochila a mi espalda y juntas emulábamos al gran Indiana -¡nuestro ídolo!- en sus maravillosas aventuras por el mundo!.
A veces nos hacíamos con nuestro particular Santo Grial, que solía ser uno de esos hiperchiflantes biberones mágicos del Nenuco. Lo envolvíamos en una manta infantil como si se tratara de una antigua joya del Mar Muerto, lo guardábamos con cuidado en la mochila y echábamos a correr despavoridas en la bici cicloestática de mi madre (que era nuestro corcel arábigo zaíno de alucine), no fuera a ser que los malos -horripilantes, trasnochados y crueles de película- nos levantaran el tesoro o nos dejaran sin merienda.
XD
De vez en cuando hacíamos acampada en la alfombra del salón y simulábamos que dormíamos a la intemperie en mitad del desierto, rodeadas de dunas y fieras, en algún oasis del lejano oriente (mismamente en Persia!), siempre con un ojo abierto para salir pitando a la mínima señal de emboscada, aunque mientras, yo aprovechara los momentos de relax para hacer mis comiditas y peinar un poco a la Sra. Repollo, que después de tanta aventura dentro de la mochila se me quedaba un poco descolocada.
Porque señor@s, ¡nosotras éramos unas aventureras con mucha distinción!. Casi casi como la rebelde de Karen Blixen en Memorias de África.
Porque señor@s, ¡nosotras éramos unas aventureras con mucha distinción!. Casi casi como la rebelde de Karen Blixen en Memorias de África.
Aunque para mí quien de verdad reunía glamour y audacia a partes iguales era la voluptuosa de Ava Gardner en Mogambo - ¡mi diosa!- con sombrero salakot y sahariana .
¿Existe algo en este mundo más perfecto para ir de safari?
¿Existe algo en este mundo más perfecto para ir de safari?
XD
Yo me pregunto a veces qué fue de toda esa valentía y ese furor por conocer el mundo, aunque por si acaso os diré que la Sra. Repollo fue una de las pocas muñecas que procuré conservar para siempre... hasta que se me perdió en una de las cajas de mi última mudanza (yo creo que precisamente por eso de haber sido la última).
Y es que creo en realidad que las viejas exploradoras nunca terminan echando raíces, y es por eso que me pregunto a veces si quizás mi rubia se encuentra ahora viviendo sus propias aventuras en Ultramar, o al servicio de la Corona Británica, lejos del emperchado camión de recuerdos de la mudanza, con sus mismos pelos de lana sin peinar, y el fabuloso biberón mágico del Nenuco a la espalda, igual que hacíamos las dos en aquella época en que nos atrevíamos, como Don Quijote y Sancho, como Batman y Robin, como Willy Fog y el ratóncito, como Calimero y Priscila... como, en definitiva, unas auténticas y fidelísimas compañeras de andanzas.
:D
Y es que creo en realidad que las viejas exploradoras nunca terminan echando raíces, y es por eso que me pregunto a veces si quizás mi rubia se encuentra ahora viviendo sus propias aventuras en Ultramar, o al servicio de la Corona Británica, lejos del emperchado camión de recuerdos de la mudanza, con sus mismos pelos de lana sin peinar, y el fabuloso biberón mágico del Nenuco a la espalda, igual que hacíamos las dos en aquella época en que nos atrevíamos, como Don Quijote y Sancho, como Batman y Robin, como Willy Fog y el ratóncito, como Calimero y Priscila... como, en definitiva, unas auténticas y fidelísimas compañeras de andanzas.
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Yo creo que hay que atreverse de vez en cuando, cada uno toma conciencia a su ritmo, da igual la circunstancia o el ámbito. Lo importante es no perder la costumbre de pensar en qué fue de aquello que sé quedó ahí, y esperar a que llegue el momento.
Para algunos es sólo un viaje, una experiencia, un trabajo, un curso de inglés, de cocina... o incluso ¡un bolso!
(Lorenilla, yo sé que algún día lo conseguirás ;)
(Lorenilla, yo sé que algún día lo conseguirás ;)
Cualquier cosa para mantener la ilusión, porque al fin y al cabo es lo que permanece en nosotros como parte de esa herencia infantil que nos hace "estar vivos", creer en nuestra propia suerte, no pensar en lo "imposible", o decidir un día rebuscar entre las bolsas perdidas de una mudanza y, aun no encontrando lo esperado, añorar a esa vieja muñeca de trapo, rubia, despeinada, que tanto te recuerda a tí misma cuando eras lo que habías sido, y te atrevías con confianza.
Dale al play!
The Girl on Death Row- Duane Eddy/ Lee Hazlewood
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No pensaba comentarlo mucho, pero creo que el look de hoy sí que es todo un atrevimiento! :D
Bueno, tengo que admitir que no son unos pantalones que, colgados de una percha, quisiera llevar cualquiera.
Cuando los vi el año pasado a principios de la temporada de invierno, me enamoré. Si.
Claro está que a ninguna de mis amigas les convencían, pero en las rebajas, cuando alcanzaron el precio que yo estaba dispuesta a pagar sin sufrir, fueron miiiios! Y creo que los he convertido en muy míos desde entonces. ¡Incluso me hacen sentir clásica! (imposible que me digáis que no)
Este tipo de prendas que nadie en su sano juicio se compraría me recuerdan muchísimo a la actitud de Katherine Hepburn en la edad dorada del cine.
Cuentan que se pasaba los rodajes vestida con unos pantalones de señor enormes. Cuando le preguntaban el porqué ella respondía que era lo único que combinaba bien con el el zapato plano -que por supuesto, también era de hombre-. ¡Ella odiaba los tacones! Pero no podemos olvidar que en los años cuarenta las actrices vestían como auténticas divas de cine, y no como chicazos desaliñados. Por eso ella era especial.
Durante el rodaje de "La fiera de mi niña" alguien tuvo la ocurrencia de colarse en su camerino y esconder sus estrafalarios pantalones. A lo que ella respondió con toda serenidad presentándose en el set de rodaje en ropa interior.
Obviamente se los devolvieron, jaja :D
Creo que desde entonces todas las mujeres a quienes nos encanta asaltar de vez en cuando el armario de nuestros muchachos tenemos una deuda de gratitud con Katherine. Aunque claro! cualquier prenda de hombre llevada con tacones siempre es diferente.
Y es que no todas podemos ser Katherine ¿verdad?.
XD
Pantalón ancho de tela de corbata: Zara
Camisa: H&M
Rebeca: H&M
Tacones: Marypaz
Bolso: El Potro
Collar de "águila": Stradivarius.
¡Muchos besitos!
Espero que esta historia le haya sacado a alguien la sonrisa. Todos tenemos anécdotas parecidas ¿verdad?
:D
¡Y disculpad la tardanza de estos días! no sabía muy bien sobre qué escribiros... y la astenia primaveral me tiene sumergida. Ay Dios...
¡Una solución quiero!
Informo de que mañana salgo de aventurilla para Lituania, por lo que estaré perdida unos días.
Intentaré dejar entradas listas para publicarse, pero tened en cuenta que os contestaré siempre a la vuelta, si?
¡Espero que paséis unos días estupendos!
- y sed buenecit@s! o no! yo que se...
;DDDDDDD