¿Puede haber algo más evocador de nuestra infancia que una buena manzana de caramelo?
De niña deseaba que llegara la Semana Santa para hincarle el diente a una suculenta de estas. Una forma única de de comer fruta con todo el convencimiento. Porque admitámoslo, todos de pequeños tuvimos nuestras reticencias para eso de lo vegetal, aunque cuando se trataba de las apetitosas caramelizadas... amiguito, que diferente era el mundo!.
A mi madre no le gustaban demasiado. Prefería antes cualquier otro tipo de golosina.
Bueno... yo la entiendo ahora. Pocas cosas hay capaces de causar más pringue que una tan de rechupete manzana de caramelo. El pelo, los labios, la cara al completo... y si me apuráis, incluso el vestido de los domingos. ¡Tooodo era caramelo a los cinco minutos! Claro que a mi poco me importaba. Odiaba esos vestiditos llenos de lazos, mangas y encajes.
¡No tod@s apuntábamos maneras en cuanto al gusto por los trapitos!
O mejor dicho, no eran precisamente los trapitos que nos gustaban.
;D
Las manzanas, misteriosamente, siempre tendrán su simbología para nuestra cultura.
Y siempre, simpre, han sido nuestras compañeras de viaje en el tiempo.
Podríamos remontarnos a Adán y Eva, a Afrodita, a Isaac Newton o incluso a nuestras adoradas Mujeres Desesperadas. ¡Es la fruta de la seducción por excelencia!. Y Eva Longoria lo sabe ;D
Gracias a una manzana caída a tiempo fue como supimos que vivimos con los pies y todo lo demás pegaditos al suelo. También fueron causa de la discordia entre las diosas griegas; y una vez mordida, no sólo trajeron al mundo el supuesto pecado original, sino también... el último y más equipado de los de ahora.
¿O hay alguien en este mundo que no sueñe aún con tener el famoso PC de la manzana en casa?
¡Y oye! ser la más bella del reino debe tener sus inconvenientes, o si no, que le pregunten a la pobre de Blancanieves y a su madrastra (aunque si ofrecen apuestos chulazos a cambio, ¡todas nos zamparíamos la cesta entera!)
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Mi dentista me aconseja siempre tener a mano una manzana fresca y con piel para morder en la merienda.
Son estupendas fuentes de aminoácidos, antioxidantes y vitaminas, ayudan a mejorar el colesterol, la diabetes y sirven perfectas como antisarro después de una suculenta comida , si es que somos de las despistadas que olvidan meter en el bolso el cepillo de dientes. Bueno, hay un dicho muy británico que dice "An apple a day keeps the doctor away" (Una manzana al día del doctor te alejaría) - y es que entonces no hay ningún motivo para resistirse a la tentación ¿verdad?.
Claro que la que tengo hoy no creo que le hiciera mucha gracia a mi dentista, aunque existen viejas costumbres que una se permite a pesar de las edades y las recomendaciones. Era el símbolo del pecado, ¿no? Pues aquí está el que me hizo caer uno de estos días. -Salve que la culpa la tuvo el señor del carrillo de golosinas, que fue en realidad el diablillo que me tentó.- XD
¡Dale al play!
^^Millie Small - My Boy Lollipop^^
LOOK.
Gabardina corta en color coral: Lefties (sección de niños) Camisa Vaquera: Massimo Dutti Pantalón pitillo verde botella: Zara Cinturón con print animal: Sfera Botas: H&M Bolso: Primark
¡¡MUCHOS BESITOS!! y ¡ÁNIMO! sólo queda un día para el finde ;D
Lo sé, no es común en mí publicar tan de seguido, pero creo que os conté que tenía un millón de fotos guardadas en carpetillas pendientes de publicar. Tener un entregado Fotógrafo a disposición y ganas de publicar es lo mejor del mundo! salvo que no te quede mucho tiempo para programar entradas.
:S
Hoy vengo la mar de abrigadita. Encontré esta bufanda de punto en un armario mientras hacía limpieza. No recordaba lo mucho que me gustaba... ¡y lo que abrigaba! Me recuerda a esas tan enormes que me ponía mi madre para ir al colegio, tapándome media cara... inamovibles, con la única diferencia de que esta, gracias a Dios, no pica como las de entonces. ¡Que suplicio era llevarlas! Especialmente cuando te ponías a charlar y notabas como las hebras se te quedaban pegadas en todas partes.
Esa desagradable sensación de la que por mucho que quisieras liberarte, era imposible teniendo a tu madre cerca.
¿a vosotr@s también os obligaban a cubriros casi por completo y a no abrir el pico para no coger frío?
Era como un gurka en versión infantil.
O_O
Esto, aunque no tenga nada que ver, me recuerda muchísimo a mi infancia en Ceuta. Mi madre es de allí: caballa de pura cepa. Y yo, aunque soy muy manchega y ya gaditana al mismo tiempo, también me lo considero. ¡Adoro la ciudad en todas sus facetas!
Donde yo vivía había una vecina musulmana que apenas salía de su casa. Se casó de muy jovencita y desde entonces lo más que hacía cara al exterior era asomarse al portal. A veces nos sonreía desde lejos a los niños que jugábamos en la calle -porque sí, cuando yo era niña los críos jugábamos en la calle, balduendos perdidos, liiibres! y nunca nos pasaba nada-. Ella nos sonreía y nos preguntaba a veces cosas con el objeto de entablar relaciones sociales, y los niños corríamos a las escaleras de su portal y charlábamos con ella, con sus hijas y con la joven muchachita interna traída de Marruecos que apenas hablaba español, pero limpiaba su casa como ninguna. Ella me enseñó algunas palabras en árabe de las que ya casi ni me acuerdo porque nunca me decidí a practicar. Supongo que por culpa del orgullo español que nos pone trabas para todos los idiomas.
(*Debo decir que los chicos del barrio me enseñaron también muchas palabrotas, de las que sí me acuerdo no sé muy bien por qué, pero que no voy a reproducir ahora porque me considero muy señorita como para decirlas en público =) Ya me entendéis...
Yo a veces me quedaba mirando a mi vecina enclaustrada. Era la primera abuela de menos de cuarenta años que conocía. Tenía los ojos negros y enormes, con un rabillo que, sin ser nada yeyé, ya le hubiera gustado a la chica de la Factoría, y la piel... fina, incluso pálida! Yo la miraba y me preguntába por qué no se revelaba, porqué no decidía exhibir su preciosa melena, vestir como una chica normal y salir a la calle como el resto de las madres... Después de todo, no había nada malo en eso! Y muchas mujeres de su religión también lo hacían.
Ahora que soy mayor he decidido no plantearme ninguna de esas cosas. Es más, creo firmemente que lo hacía por el mismo motivo por el que yo nunca me quité la bufanda de su sitio, y por el mismo por el que aún me sorprendo hoy poniéndomela así por mucho que me molestara de niña.
A fuerza de repetir entendí que era lo que había que hacer, lo más confortable, aunque a veces me den ganas de revolear la bufanda y tirarla por medio de Puerta-Tierra =D . Todavía lo hago de forma inconsciente, y de alguna forma me acerca a lo vivido. Lo encuentro entrañable.
Ella, a pesar de todo, nunca se sintió encerrada sino más bien, protegida. Siempre supo defender su postura a capa y espada, con toda la convicción.
Ella era feliz en el patinillo. Nunca se planteó dar un paso más. Su mundo estaba en su hogar.
A veces me he planteado lo absurdamente infeliz que he sido en ocasiones por no poder viajar todo lo que quería, por no tener el tiempo o el dinero para salir de mi entorno habitual, de conocer el mundo... Cuando el mundo al fin y al cabo termina resultando algo subjetivo. Cada cual establece sus propias fronteras, y por mucho que haya quien no lo comparta, no tener interés en superarlas en modo alguno implica la infelicidad. Y a la vista está.
No obstante por aquella época hice mucha amistad con una de sus nietas. Nunca hablamos del tema religioso, aquello era totalmente secundario y ella era tan liberal que casi no parecía nieta de aquella abuela joven del patinillo. Por decir... iba a un colegio de monjas, e incluso un día decidió probar el bocadillo de chorizo de mi abuela, con la consiguiente reprimenda de su madre, claro! XD Las generaciones son distintas. Y la cultura también. Como también es seguro que toda cultura implica el filtro con que se ve lo que nos rodea. Una vez pasado el filtro cada cual decide. Y lo que alguien decida libremente con todos sus condicionantes bien estará si es que eso le hace sentir bien.
No sé si Farah habrá decidido llevar velo como su abuela, hace tanto que no la veo... ni tampoco sé si habrá decidido seguir comiendo bocadillos de chorizo a escondidas (haluffo, o como se escriba), pero estoy segura de que lo que haya decidido en modo alguno habrá cambiado a esa chiquilla risueña y feliz de voz estridente.
Somos todo lo que nos envuelve, de donde venimos y adonde vamos; y entiendo yo que no merece la pena juzgar sobre lo bueno o malo de las decisiones ajenas, sino experimentarlo como una diferencia socialmente enriquecedora, tal y como exigimos con todo el derecho de nuestras propias decisiones; que es lo mismo que viene a ocurrir -o casi- por estos lares donde nos movemos.
=D
Espero que os haya gustado y hayáis entendido la reflexión.
Hacía tiempo que no filosofaba de esta forma!. Siento el parrafón! jiji!
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Twoo Door Cinema Club- Something Good Can Work
Por cierto! No sé si os acordáis de estos pantalones...
Ya los usé en otro look aquí -creo yo que de una forma mucho menos llamativa. En este caso sustituí los tonos oscuros por el gris y el rojo vivo. Soy consciente de que habrá a quien no le guste demasiado, pero me parece que en invierno no debería haber problema por abusar del color, aunque sea sólo en los complementos.
Después de todo, sigue siendo un look tan clásico como los anteriores ( y eso, como el velo de aquella señora, me hace sentir bien).
:D
Sabéis que me encantan los animales. Y estos dos "marujitos" merecían foto.
Se pasan la vida calladitos cotilleando por la ventana, como esas entrañables abuelas que cotorrean por lo bajini (y de las que supones que nada bueno dicen ) XD
Bufanda roja de punto: Primark (antigua)
Abrigo clásico gris: Zara (antiguo)
Jersey de cuello vuelto gris: Sfera
Pantalón de estampado corbatero: Blanco
Tacones rojos: Marypaz
(Llevan puestas las barras metatarsianas. Antes no los usaba para ir a trabajar porque al cabo del tiempo me dolía la planta. Desde luego, después del paso por el zapatero, la cosa ha cambiado bastante XD
¡¡¡Muchos besos!!!
¡Nos vemos en la próxima entrada!
Edito: Loca me quedo con la predicción de D. José Mota. Mancheguito tenía que ser este señor... XD
¡Un besito enorme a tod@s l@s argentin@s que me leeis!
(ya sabéis por qué) XD
¿Habéis sobrevivido a la ciclogénesis? Yo este finde vi peligrar mi vida varias veces, no porque fuera a ocurrirme nada en concreto, ya me entendéis, pero ver sobrevolar sobre tu cabecita, sin dirección ni rumbo fijo, todo tipo de papeles, plásticos, cartones y rematojos, genera en lo más profundo de nuestro ser sentimientos apocalípticos (especialmente cuando después de mucho pensar reúnes el valor suficiente para bajar la basura contra viento y marea, y una vez superados todo tipo de obstáculos, te das cuenta de que el contenedor ha ido a parar como si tuviera vida propia a la dulce casita de enfrente :O
Entonces comprendes lo de Noé y todos los capítulos del Génesis que te explicaban las monjas de tu colegio.
A veces creo que si me tocara a mí repoblar la tierra, probablemente lo haría de perros, gatos, borricos, pingüinos y cualesquiere otros bichos enternecedores - como esa viejecita greñosa y obsesionada que sale en los Simpsons, Eleanor Abernathy, alias "la loca de los gatos". Me encanta esa mujer!! XD -
Todo esto me recuerda a un artículo brillante que leí hace no mucho en El Semanal. Su autor, el académico y hombre de épica Arturo Pérez-Reverte. Os recomiendo vivamente su columna!.
El artículo era básicamente un llamamiento a la coherencia. Coherencia que, estando a las fechas en que estuvimos y teniendo en cuenta sus antecedentes como amante de los perros, no podía ir referida a otra cosa que no fuera el abandono de los animales de compañía.
Os tengo que poner en antecedentes para evitar malentendidos. Yo soy una persona especialmente sensible para estas cosas.
Siento un amor profundo por los animales, hasta el punto de que, al igual que el Sr. Reverte ha manifestado muchas veces, "tengola sensación -a veces- de que amo más a los cánidos que a las personas". Y ahora es el momento en que cualquier persona normal se me echaría encima, XD pero en según qué circunstancias y noticias del telediario, supongo que podríais poneros en situación. Así es como lo siento a veces, señor@s.
Y es que creo, y me podéis llamar loca, que no hay mayor honestidad, lealtad y amistad sin artificios que la de un buen perro. Mis amigos con gato afirman lo mismo de estos, y yo me lo creo a ciegas.
Lógicamente también existen seres humanos soberanamente decentes, capaces de brindarnos sin condiciones todo su compañerismo, sus oídos, su comprensión, su amor y su amistad, pero en nuestro caso esas suelen ser las excepciones, aunque quizás por eso debiera valorarse aún más, pero para un puñado de hombres buenos, siempre habrá cuatro puñados más de animalillos nobles, y para mí la nobleza es una de esas cualidades mayúsculas, sea en hombres o en bichejos.
Por eso nunca entenderé lo del abandono de animales de compañía. Le das el capricho al niño el día de Reyes, te ríes con él unas semanas, encuentras entrañables las trastadas y anecdóticas las visitas al veterinario, pero un día pierde la gracia, el perro se hace mayor y el niño -que no deja de ser un niño- pasa de cuidarlo, y tu, ser racional, responsable y maduro, te das cuenta de que cometiste un error el día en que entraste por la puerta de la tienda de animales. Ya no tienes tiempo de sacar al chucho de paseo, ni presupuesto para el veterinario. Y cortas por lo sano. Metes al animalito en una caja, de ahí al maletero, y de ahí a una carretera perdida lo más lejos posible del hogar que un día lo recibió con los brazos abiertos, a ser posible en mitad de ninguna parte ¡y por ahí te pudras chaval! - ley natural es lo que se suele decir, aunque no la tuvieras muy en cuenta el día en que decidiste traerlo a casa-. Y ese pobre perrito, gatito o lo que fuera que te pidió tu hijo/sobrino por Reyes, llorando y ladrando en mitad de la calzada, reclamando el cariño que le brindaste el primer día, cuando era cachorrito y "mono", sin parar de correr detrás de tu coche, como si le fuera la vida en ello y con esa misma vida en lo que quieran Dios, la Madre Naturaleza, la divina providencia y el pobre conductor que venga detrás tuya (porque esa es otra, señor@s...de la que prefiero ni hablar). Y no es que los bichos comprendan demasiado, admitamoslo, pero el hecho de tener perro me hace saber que tienen la misma capacidad de sufrir que tu y que yo, o al menos así lo manifiestan, aunque no comparten - eso te lo aseguro- la misma capacidad de raciocinio, que es precisamente lo que te convierte a tí, ser responsable y superior, en un desalmado; y a él, chucho inmundo, en un ser indulgente, tonto y despegado que te perdonará hasta la eternidad (aunque lo dejes tirado en una cuneta).
No hay derecho señor@s. Yo también creo que él nunca lo haría, y como concluye el Sr. Reverte, que habría sido mejor comprarle un peluche al niño.
Por eso, si alguien en una situación parecida me está leyendo, por favor, tenedlo en cuenta. Lo que nos diferencia de los animales es precisamente la capacidad de ser conscientes de las consecuencias de nuestros actos, la capacidad de tomar decisiones analizando las circunstancias presentes y futuras y la capacidad de buscar soluciones a nuestras meteduras de pata. Supongo que en eso estamos de acuerdo todos, como también estamos de acuerdo en que un animal nunca será una persona, pero tampoco un artículo de Mattel. Seamos capaces de darle a cada uno el sitio que merece. Salvo que te lo pudieras permitir, siempre habría sido mejor un peluche, pero si el mal está ya hecho y es absolutamente imposible asumir las consecuencias de nuestros actos -cosa que dudo en la mayor parte de las ocasiones-, no te desentiendas del problema del modo más fácil. Búscale una familia o alguien que pueda encargarse de él verdaderamente. Siempre hay mejores soluciones que el abandono en una carretera perdida de Dios.
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En fin bombones, todo esto es lo que me trajeron a la mente estas fotillos que os dejo hoy - y ya sabéis que a veces uso el blog para expresar mis pensamientos, aunque no siempre tengan por qué coincidir con la forma de pensar de todo el mundo, creo que eso es respetable también ¿no? -. Un chaleco de pelo sintético (para no caer en incongruencias, aunque puestos, bastantes incongruencias habría ya en mis zapatos y en mis bolsos ;) y el gatito que adoptó el Fotógrafo estos días - y que pertenece a una vecina-.
Os presento a Don... Felipe!!
Cocorosie - Hides and Buffalo♫ ♪
Una de las inquietantes canciones de Cocorosie.
Es increíble la capacidad que tienen de utilizar cualquier cosa para hacer música! XD
La encontré propicia para esta entrada, aunque ¿no dan un poco de "miedito" a veces?
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Chaleco beige de pelo sintético: Lefties
Chaqueta de punto "dorada": Mango
Vaqueros de campana: H&M
Cinturón: Sfera
Sombrero: El Corte Inglés.
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¡Y eso es todo!
Estoy algo griposa, de modo que os pido paciencia estos días XD
Ya sabéis, una se considera imparable aún cuando caen chuzos de punta, y aquí las consecuencias del finde semana.
¡¡Muchos besitos!! Nos vemos en la próxima entrada, pero hasta entonces... ¡¡¡FELIZ COMIENZO DE SEMANA!!!!
Llevo una semana aprovechando como una loca las fiestas. Ese es el motivo básico de mis ausencias. Comprar regalos como posesa, tomar cafés, comidas, cenas y lo que encarte con los amigos, disfrutar como una enana de las cabalgatas y las noches de Reyes, hacerlo más aún con los regalos e... ¡¡¡¡IRME A LAS REBAJAS!!!!!
Uno de los placeres mundanos más esperados del año, aunque el armario y el bolsillo puedan sufrir las consecuencias.
Por cierto, un año más manifiesto abiertamente mi absoluto desacuerdo con Don Amancio (aún a pesar de mi incongruente obsesión por sus tesoros, como ya sabéis). Descontar tan sólo tres euros en unas bailarinas no me parece suficiente aliciente para el consumo, teniendo en cuenta lo que hay que soportar: las semanas con ansia viva esperando al 7 de enero, el estudio pormenorizado de productos y fichajes en la web, el madrugón del día (sin motivos de trabajo) y toda esa pesadilla irracional que sufrimos las shopping-adictas para casi cualquier trámite necesario en el consumo. De cola en cola ... hasta para el probador!
(Me han contado las malas lenguas que este año en Stradivarius llegó a mascarse la tragedia por culpa de una prenda que querían varias a la vez. Señor@s, recemos para no tener que contarle a nuestros nietos que la Tercera Guerra Mundial la desencadenó una biker enguatada con tachuelas! OMG !! La imagen del telediario de la señora perturbada haciendo el Rambo en el Corte Inglés nos persigue!
XD
Tengo que reconocer que este año he sido buenecita. Pedí por internet los caprichos con posibles de convertirse en hits de consumo en las rebajas (entiéndase por tal un pantalón pijamero y un jersey/poncho calentito del que llevaba meses enamorada). La falda de perlas a 19'95 se agotó en el minuto cero, pero como sabéis, en rebajas no hay dolor para las mortales. Veinte eurillos más de presupuesto para fundir en tienda. ¡y que viva el carpe diem!
El caso es que por primera vez volví a casa sin grandes mermas en el monedero. Todo el mundo sabe que el truco infalible para no gastar demasiado es dejarse olvidada la tarjeta en casa y pagar siempre en efectivo.
Presupuesto cerrado, controlado y visible a medida que decrece. Tan revelador de la realidad mundana que no queremos creer como unos leggings de algodón blancos.
:S
Me propuse adquirir sólo cosas de calidad que de verdad me sirvieran en el día a día, y cuyo descuento mereciera la pena, of course!. Algo que me propongo siempre aunque sólo lo haya cumplido este año.
Y en ese específico sentido, el de los descuentos, Zara se llevó las de perder.
Además de la ropa interior (cosa que recomiendo renovar muy de vez en cuando aprovechando precisamente las rebajas) piqué con dos jerseys de cachemir. Tan calentitos, entrañables y eternos como Norit el borreguito; un vaquero de Massimo Dutti y una fabulosa camisa denim -tan en boga en estos tiempos- ¡y sin mácula alguna! Un bien escaso a pesar de la tendencia y perfecto para los trabajos que requieren formalismos también en el vestir.
Bien pensado, ¡sí que realicé inversión! si bien me controlé mucho respecto a los flechazos fugaces que sé que no disfrutaría mucho más de un par de puestas.
Las mujeres somos así, o más bien: algunas mujeres. Por no hablar de que en el armario un día ocurrirá alguna calamidad de tipo explosiva: Nagasaki en Enero.
Aunque parezca el título de un libro de épica literiaria, mucho me temo que este mes resistir a las tentaciones será el reto.
¡Buena suerte querid@s! y que la Visa nos acompañe... en la distancia.
XD
♫ ♪ A Walk on the Wild Side - Lou Red ♫ ♪
Estas fotos las tomé en el Parque Genovés de Cádiz, en un rincón que no había descubierto hasta ahora. ¡Hicimos muchas más! por lo que auguro altas dosis de patos en los días venideros ;D
Chaqueta marrón de cuello redondo y doble botonadura: Zara (antigua)
Pantalón capri de estampado "príncipe de gales": Zara
Jersey básico en color topo: Zara
Cuello de pelo: Sfera (año pasado)
Guantes de "motorista": Sfera (año pasado)
Bolso: el mercadillo de los martes
Tacones: Marypaz
No me hice primer plano, pero creo que el maquillaje de hoy es tan sencillo que no necesita mucha explicación: Base Double Wear de Estée Lauder Sombra de ojos "satin taupe" bien difuminada en el parpado móvil (os digo el nombre del color según la carta de Mac, si bien la mía es un clon que podéis encontrar en la paleta de 26 sombras de Coastal-Scents) Delineado en marrón con un lápiz blando de Kiko Máscara de pestañas BadGal Plum de Benefit (es de color morada/rojiza - dicen que resalta los ojos verdes y marrón-verdosos- y a mi... me encanta!) Colorete "Orgasm" de Nars Labial Patisserie de Mac